19/2/13

Entrevista a Eduardo Aldán


EDUARDO ALDÁN SI QUE "VALE PA' TO'"

Eduardo Aldán insiste en el la sala pequeña del Teatro Compac, en la no existencia del erizo más rosa y más entrañable de Barrio Sésamo. Anécdotas particulares sobre la comida, el colegio y los padres que son universales para todas las generaciones, han hecho de este espectáculo un auténtico éxito de público. Tras cinco años ininterrumpidos, Aldán se tomo un pequeño respiro que sería altamente imperceptible, dado que regresó con un especial de navidad en 2011 a modo de calentamiento de motores para otra vuelta a la Gran Vía de su monólogo "Espinete no existe".

Nos reunimos con este polifacético hombre: actor, mago, periodista... Él siempre soñó con dedicarse al mundo del espectáculo, y siendo consecuente, he de asegurar que tras ver el espectáculo cuatro veces:  ¡este chico si que "vale pa' to"! Qué aunque ni cante ni baile, su sonrisilla de chico travieso y sus hipnóticos ojos azules te envuelven en un cálido regreso a la infancia... con piruleta incluida ¿anticipo o soborno?. No obstante sobreviví a nuestra cita con él. ¡Qué "chuli" que es!.

"Espinete no existe" es un nostálgico viaje a la infancia de varias generaciones. Ya vas por su séptima temporada en cartel, pero ¿te acuerdas del día que te dijeron las primeras personas que pudieron disfrutar de el?
Pues ya no me acuerdo, te lo puedes creer... Sólo me acuerdo que la primera reacción fue la de sorpresa pero para mí, porque hay momentos en el espectáculo que no son solo comedia, sino que son momentos más nostálgicos, más emotivos, y que la gente reaccionase a estos me sorprendió. Además a la gente parece que les gusta más estos momentos de intimidad, y a mí me maravilló, porque estaba acostumbrado a ver al público reír pero no verle llorar, y cuando paso esto me resulto increíble. Con todo ello las primeras críticas que recibí eran todas positivas, aunque para mí son más importante la de los amigos, porque ellos hacen que el boca a boca se convierte en el mejor medio de promoción del espectáculo y haya echo que cada día el teatro se llene.

Hablas de estos momentos emotivos, pero lo que ocurre durante la mayor parte del desarrollo del show es un aquelarre de carcajadas sin freno. ¿Alguna vez te has contagiado y perdido un poco el hilo?
Perder el ritmo del espectáculo no, pero dejarme llevar y reírme con ellos sí. De echo, se trata de esto. Si yo no me divierto la gente no se va a divertir. Si hay días que estoy de bajón el público me levanta la moral, y yo hago lo mismo con ellos. Es un poco un "toma y daca" que existe en este espectáculo, en un show que no tiene barreras, que rompe esa cuarta pared.


Los payasos de la tele tienen su momentazo en tu obra, y hace unos días la gerneracíon de payasos que todavía vive han vuelto y están representando un musical en el Teatro Nuevo Apolo. ¿No te parece maravilloso que muchos niños que no han crecido con ellos tengan la oportunidad de conocer a estos entrañables personajes?
Esta bien que Fofito y Rody, que todavía están en activo, vuelvan a crear ese hambre en sus niños de ya 40 años, de los que hablaba Miliki, que van a ir con sus hijos al teatro para que vean a los personajes con los que sus padres crecieron. Es un espectáculo que sigue un poco la temática de Disney, y es que al final tu creciste con esos dibujos y quieres que tus hijos también lo hagan. Es algo que pertenece a la nostalgia y verles en activo te hace que lleves a tus niños a disfrutar, y tu con ellos, de las aventuras de estos fantásticos personajes. Yo no he ido todavía pero tengo que ir a verles (risas).

¿Te mojarías y me dirías quienes serían los payasos de la tele del siglo XXI?
No valen políticos ¿no? (risas).  No, bueno la verdad es que nunca utilizaría la palabra payaso como termino peyorativo porque me parece algo tristísimo. Para mi payaso es un piropo, es alguien que utilizando un humor blanco consigue llevar poesía al espectador.

Bueno, pues lo planteo de otra forma. Cómo también eres mago, ¿a quién harías desaparecer sin ningún tipo de reparo?
¡Jo!, aquí si que puedo hablar de políticos (risas). Pues a toda la gente que miente, que estafa, que dice cosas que luego no cumple. A toda la gente que dice algo y luego eso tiene una segunda o tercera vuelta. Haría desaparecer a todo el mundo, excepto a aquellos que son buena gente, aunque sea un rato, una temporada, como si les mandara al rincón de meditar (risas). Hay gente del panorama social que si tendría que desaparecer.


¿Qué sensación te produce el maltrato al que se le esta dando a la cultura en nuestro país desde los últimos años?
Los malos tratos en general me parecen mal, sea a la cultura o a los animales. Me parece muy mal, y es que es cierto que ahora mismo y el teatro en concreto, está muy mal tratado. La  tremenda subida de impuestos ha sido algo con lo que no contábamos y esto hace que vaya en contra de todo el mundo, tanto para el productor como para el espectador. Ahora la gente tiene que seleccionar que ocio disfrutar, reduciendo mucho la oferta cultural. Esperemos que esto sea eventual y no eterno.

¿Tienes alguna pasión freak?
Alguna dice... ¡Rehaz la pregunta! ¿Hay alguna pasión freak que no tenga? (risas). Sí, sí, sí tengo muchas. Colecciono de todo. Mi mayor obsesión es coleccionar autómatas. ¿Has visto la película de Hugo? Pues el personaje central es un autómata y me encantan. Hay muy pocos en el mundo, sólo se consiguen en subastas, y las colecciono desde hace mucho tiempo. También juguetes antiguos y todo tipo de cosas de la infancia. Todo esto es una freakada y muy grande (risas).

¿Quién crees que era más nini? ¿Pipi Calzaslargas o Heidi?
Pues Pipi que era una perroflauta de aquella época. Sí, sí Pipi vivía en una granja, con un caballo, con un tío que también era medio hippy... ¡una cosa muy rara!. Era un personaje muy anárquico. Vivía una infancia que todos queríamos vivir. No iba al colegio, todo el día viviendo aventuras y con un look de lo más especial (risas). Es que Heida era otra historia, era una niña más triste.


En un combate Espinete versus Naranjito, ¿quién ganaría?
Espinete y por goleada porque Narajinto era un personaje odioso, muy feo, una mascota espantosamente diseñada. Creo que lo peor de los 80 se concentraba en esta figura. Sin embargo Espinete es otra cosa. Es entrañable, es un peluche, es rosa... A la gente ahora Naranjito le parece divertido pero en su época era un monstruo con forma de naranja... y lo sigue siendo hoy. Los recuerdos que nos trae uno y otro son diferentes. Mientras que Naranjito nos hace reír, Espinete nos hace sentirnos más tiernos, ganando así por goleada esta ternura (risas).

Un mensaje para animar a ver "Espinete no existe" a los más rezagados.
Pues que queda muy muy poco tiempo. Acaba el 17 de marzo y no hay más funciones. Si hay gente que ha hablado de el espectáculo y tiene pensado venir a verlo que lo haga ahora o ya no podrá hacerlo. No es una presión, pero sí... sí... es una amenaza ¡Nos vamos! (risas).

Entrevista publicada en Cover Set